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martes, 21 de mayo de 2013

VITUPERIO Y ELOGIO DE LA ERRATA

VITUPERIO Y ALGÚN ELOGIO DE LA ERRATA, por José Esteban
LA ERRATA
La errata es algo imposible de curar, es una enfermedad mortal por su propia naturaleza. En este maravilloso libro de José Esteban publicado hace algunos años y que, desgraciadamente, está descatalogado. Yo les aconsejo busquen sin tregua hasta dar con él; nos muestra algunas de las más famosas. Sólo voy a citar algunos de sus ejemplos y, por favor, dispónganse a pasar el mejor rato de su vida:
Un escritor con­fiesa que uno de sus libros apareció tan lleno de erratas que suscitó este gracioso comentario de Ventura García Calderón: «Nuestro amigo Reyes acaba de publicar un libro de erratas acompañado de algunos versos».
 (Al pie de un cartel de ferrocarril): «Estos boletos serán volanderos por quince días». (Por valede­ros).
«El Consejo de Administración es responsable de la desesperación de los fondos». (Por desaparición).
«La dama de las Camellas».
 (En el aviso fúnebre de la esposa de un comandante de caballería): «El duelo se despide en el cemen­terio. Se suplica el coche. No se reparten espue­las». (Por esquelas).
 (Obra de un aprendiz tipógrafo): «Ayer fue extraído del río, por medio de un rancho, el cadáver del joven que días pasados tuvo la gracia de ahogar­se casándose». (Por gancho, desgracia y bañándo­se, respectivamente).
«Ante el cuadro de las distintas razas humanas, dijo la joven que los que más le gustaban eran los ten­tones». (Por teutones).
 (Crónica de toreo) : «El público ha tributado una gran oración al diestro». (Por ovación).
Ia sensible dama dirigía a su esposo miradas de apasionada ternera». (Por ternura).
(En un aviso fúnebre) : «Sus afligidos hermanos D. Antonio y Doña Rara». (Por Sara).
«El joven crudito...». (Por erudito).
Necesito secretaria con ingles». (Con inglés).
Vendo ayuntamiento amueblado con calefacción y teléfono». (Por apartamento).
Cuenta el poeta mexicano Amado Nervo que el diario El Nacional, en su sección de Hechos y Noticias, «publicó un parrafejo estadístico el cual decía, entre otras cosas, que un 45 por 100 de los franceses que atentaban contra su vida lo hacía por celos o decepciones amorosas.
Un gacetillero de provincia copió el párrafo, y para variarlo un poquito, en vez de franceses puso galos, lo cual le pareció más enfático y elegante.
Prosiguió el párrafo su viaje por los Estados Unidos, y en otra redacción los cajistas pusieron gatos en vez de galos, de donde resultó la inaudita afirma­ción de que un 45 por 100 de los gatos que atenta­ban en Francia contra su vida lo hacían... etcétera».
 
El citado Fontana nos aportó una obra maestra de la errata. Se cometió en verso, siempre más débil ante la errata que la prosa. Aparece también en El Gráfico Moderno. El original decía:
Aunque me encuentro de tu vista lejos Jamás en mi alma tu memoria muere, Guarda, hijo mío, siempre mis consejos, No olvides a tu padre que te quiere; Yo sé que tú te portas como debes, Sigue aparte del mal, sigue el sendero De la inmortalidad, que es lo primero, Las horas de la vida son muy breves Y todo en este mundo es pasajero.
Un aprendiz de tipógrafo lo compuso así:
Aunque me encuentro de tu vista lejos Tomás, en mi alma tu memoria muere, Guarda, hijo mío, siempre mis conejos, No mires a tu padre que te quiere; Ya sé como te portas, que tú bebes, Sigue, parte del mal, sigue el sendero De la inmoralidad, que es lo primero, Las horas de la viuda son muy breves Y todo en este mundo es pasagero.
 
En la primera edición de Mr. Witt en el cantón, de Ramón J. Sender, en vez de «God save de Queen», apareció: «God shave the Queen», es decir Dios afeite a la Reina en vez del clásico Dios salve a la reina.
Una errata le trajo disgustos al poeta Garciasol. En un poema que publicó en la muy seria revista Ínsula, el poeta había escrito «Y Mariuca se duerme y yo me voy de puntillas», pero el duendecillo errá­tico corrigió: «Y Mariuca se duerme y yo me voy de putillas». Mariuca era, naturalmente, su mujer y allí fue Troya.
«Aquella mañana, doña Manuela se levantó con el coño fruncido».
Y así todo el libro. Les dejo con la miel en los labios. Busquen, busquen, no se arrepentirán.
Soledad Serrano

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